Muchos deben haber visto alguna vez que en los zapatos de LeBron James hay una inscripción que dice #ManInTheArena. Así se le llama a un extracto de “Citizen in a Republic” que Theodore Roosevelt, quien fuera gobernador de Nueva York y Presidente de los Estados Unidos, compartió originalmente en un discurso de graduación a alumnos de la Sorbona en París, en 1910. Esta mañana mi buen amigo Ricardo Román me lo recordó en una conversación, y me pareció oportuno compartirlo.
Más de una vez, además, hemos visto que hay personas que cuando la situación requiere coraje, valentía, tenacidad, enfrentarse a lo desconocido (y lo conocido también), deciden hacerlo en lugar de quedarse viendo los toros desde la barrera, como muchos que prefieren simplemente criticar lo que otros hacen.
Recientemente me enteré de que el discurso que Nelson Mandela entregó al capitán de la selección de Rugby de Suráfrica en la final de la copa mundial de Rugby de 1995 fue este, y no Invictus como aparece en la película (otro texto increíble que vale la pena tener cerca).
Les dejo acá el discurso original:
It is not the critic who counts;
Theodore Roosevelt
not the man who points out how the strong man stumbles,
or where the doer of deeds could have done them better.
The credit belongs to the man who is actually in the arena,
whose face is marred by dust and sweat and blood;
who strives valiantly; who errs,
who comes short again and again,
because there is no effort without error and shortcoming;
but who does actually strive to do the deeds;
who knows great enthusiasms,
the great devotions;
who spends himself in a worthy cause;
who at the best knows in the end the triumph of high achievement,
and who at the worst,
if he fails,
at least fails while daring greatly,
so that his place shall never be with those cold and timid souls who neither know victory nor defeat.
Y acá mi traducción libre al español, que probablemente les envíe a algunos de ustedes en unos meses, ustedes que hacen y no se quedan inmóviles por el miedo, que no reciben críticas pero tampoco intentan nada, ni se atreven a nada…y por ende nunca logran nada.
No es el crítico quien cuenta;
Theodore Roosevelt
no el que señala como tropieza el hombre fuerte,
o dónde el que hace las cosas podría haberlas hecho mejor.
El mérito pertenece al hombre que está en la arena,
cuyo rostro está sucio por el polvo, el sudor y la sangre;
el que se esfuerza valientemente; quien se equivoca,
que se queda corto una y otra vez,
porque no hay esfuerzo sin error y defecto;
el mérito es de quien se esfuerza realmente por hacer las cosas,
quien conoce grandes ilusiones,
las grandes devociones;
quien se dedica a una causa digna;
quien en el mejor de los casos conoce al final el triunfo de los grandes logros,
y quien en el peor de los casos
si falla,
al menos falla mientras se atreve,
para que su lugar nunca sea junto a esas almas frías y tímidas que no conocen la victoria ni la derrota.