En una playa llena de estrellas de mar varadas en la arena, un hombre caminaba sin prisa, observando la escena. A lo lejos, notó a alguien que, sin descanso, lanzaba una estrella al mar, luego otra, y otra más. Curioso, se acercó y le preguntó: “¿Por qué lo haces? Hay cientos aquí; salvar solo algunas no hará gran diferencia.” Sin dejar de lanzar una estrella al agua, el otro hombre respondió: “Para esta estrella, sí hace la diferencia.”

Esta historia es un recordatorio de que, aunque los problemas pueden parecer abrumadores y nuestras acciones pequeñas, cada paso cuenta. En un mundo que a veces se mide en grandes números y cambios masivos, es fácil subestimar el impacto de lo individual. Pero cada esfuerzo suma, cada gesto es un empuje hacia adelante. Cada uno de nosotros tiene el poder de marcar la diferencia, aunque sea para una sola “estrella de mar” en nuestro camino.

La moraleja es clara: no importa si tu contribución parece pequeña o si el cambio que buscas es enorme. Lo que importa es actuar, porque es en esos pequeños momentos de decisión y esfuerzo donde construimos, paso a paso, el futuro que queremos. Al final, nuestras acciones individuales tienen el poder de transformar mucho más de lo que imaginamos.