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Pebbling: Más que compartir memes.

“La comunicación no siempre tiene que ser profunda para ser significativa.”

— Gary Vaynerchuk

Mensajes, videos, audios; tres amigos tuyos que se encontraron en la calle, se acordaron de ti, se tomaron una foto haciendo caras graciosas y te la enviaron. Tanta información disponible y viajando en desorden desde y hacia tu teléfono y tu computadora. Todo a un toque de distancia (hace unos años decíamos “a un click”, pero el touchscreen ya es omnipresente).

Hoy la comunicación digital está al alcance de un toque, compartir memes, videos y publicaciones en redes sociales se ha vuelto parte de nuestra rutina. Pero, ¿alguna vez te has preguntado por qué lo hacemos? Esta acción aparentemente simple tiene más significado de lo que parece. Se llama “pebbling”, y es una manera moderna y sutil de mostrar afecto.

Los pingüinos lo hacen en la naturaleza: le llevan piedritas a su pareja como una muestra de cuidado. Nosotros hacemos lo mismo cuando compartimos ese meme gracioso o ese video que nos recuerda a alguien. No es solo por diversión; es una forma de conversar, de mantener viva la conexión en medio de las prisas diarias.

Este comportamiento refleja algo profundamente humano: la necesidad de conectar, de expresar cariño, incluso cuando las palabras no son necesarias. En marketing, este concepto de “pebbling” puede aplicarse a cómo interactuamos con nuestros clientes. No siempre necesitamos grandes discursos o campañas épicas para demostrar que nos importan. A veces, un pequeño gesto, como un mensaje personalizado o un meme relacionado con su interés, puede fortalecer la relación.

Además, aunque no siempre somos conscientes de su impacto, estos pequeños gestos tienen un poder acumulativo. Cada meme, cada video, cada mensaje compartido es un recordatorio constante de que la otra persona está presente, incluso a distancia. En un mundo tan frenético, donde muchas veces las interacciones cara a cara son limitadas, estos toques digitales de afecto mantienen nuestras relaciones vivas. Es una forma de decir: “Estoy aquí”. Y aunque parezca algo trivial, en realidad es una manera poderosa de fortalecer vínculos en un entorno digital que puede sentirse impersonal si no lo llenamos de intenciones.

Así que la próxima vez que compartas un meme, recuerda que estás lanzando una piedrita de afecto, manteniendo viva esa conexión. Y en este mundo que se mueve tan rápido, donde puedes pasar un par de horas revisando que hay en TikTok o en las historias de Instagram sin darte cuenta de cómo pasa el tiempo, esos pequeños momentos de interacción son más valiosos de lo que parecen.

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